ELIJA LO MEJOR Y TENGA LO MEJOR

ELIJA LO MEJOR Y TENGA LO MEJOR
«Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.» (Mateo 6.24)
 
Servir a Dios es el acto más sabio y noble que alguien puede practicar. Imagínese qué honra nos es concedida al poner nuestra vida al servicio del Creador del Universo. Algunos, sin embargo, dejan de amar o de dedicarse al Todopoderoso para servir a Mamón, el dios mitológico de las riquezas.
 
Que hay personas en el mundo decididas a servir a este «dios» ya sabemos, lo que no podemos aceptar es el triste hecho de que existan hijos del Señor envolviéndose en este culto.
 
Hay muchas funciones nobles que podemos desempeñar en la sociedad, y la mejor es servir al Señor. Pero, ¡atención! Eso no significa que tenemos que hacernos religiosos, vivir en la miseria o pasar la vida ayudando a los necesitados. Hay personas que no temen a Dios y hacen eso con la mayor dedicación. Servirle es atender a Su Palabra y aquello que Él nos instruye a hacer.
 
Él puede llamar a alguien para el ministerio, pero también para el mundo empresarial. ¿Usted ya imaginó cuánto más podríamos hacer a favor del Evangelio, si hubiera más personas financiando la exhibición de nuestro programa en otros países?. Piense: una sola alma vale más que todo el oro de este mundo. Entonces, ¿cuánto deberíamos invertir para ganarlas? Es una lástima que muchos no han oído al Señor sobre eso.
 
Durante esos años de ministerio, ya conocí a muchas personas que llegaron desfallecidas en la iglesia, y el Señor las levantó. Infelizmente, pronto se olvidaron de lo que Él hizo por ellas, creyeron que prosperaron porque, modestia aparte, eran inteligentes, capacitados o de mucha suerte Si hubieran permanecido en el primer amor, quizá serían verdaderas potencias financieras y, así, tendrían recursos para contribuir decisivamente para la expansión de la obra de Dios. Algunos compraron casas en la playa, en el campo o en el exterior, pero no juntaron nada para la vida eterna, sin que se den cuenta de eso, esos individuos están sirviendo a Mamón.
 
Los que aún no aceptaron al Señor sólo piensan en los placeres de la carne y en las riquezas. Que sirvan a Mamón es natural, pero es trágico que muchos hijos de Dios hagan lo mismo.
 
No deje que el enemigo le lleve a ese engaño. Sea fiel al Señor en los diezmos y en las ofrendas, independiente de ser un gran empresario o un simple operario. Nunca salga del plan que Él tiene para su vida. No se olvide de que amar a Dios es tener Sus mandamientos y guardarlos. Haga eso cada día, con toda dedicación (Lucas 9.23). No permita que el plan divino para su vivir sea frustrado. Elija lo mejor y tendrá lo mejor por toda la eternidad.
 
En Cristo, con amor, www.ministerio.it