La irritabilidad

INTRODUCCIÓN

Estar fastidiado, irritable, ¿será pecado? ¿No será solo un defecto del carácter? El motivo de esta lección será precisamente poner en evidencia lo pecaminoso de la irritabilidad, a fin de que el Señor nos transforme.

  1. Por qué somos tan irritables?

Porque permitimos que todo aquello que no nos conviene, o no nos gusta, o se escapa de nuestro control, genere en nosotros fastidio y molestia.

En 1 Corintios 13:5 dice: “El amor (…) no se irrita” y luego en 13:7 “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”

  1. Ejemplos de irritabilidad

Veamos algunas de las manifestaciones más corrientes de la irritabilidad:

  1. a) Pensamos que las demandas que nos hacen son demasiadas y eso nos irrita, b) Todo lo que nos piden hacer, y no nos gusta, o arruina nuestros planes, nos irrita.
  1. c) No soportamos el carácter de tal persona y nos ponemos irritables.
  1. d) Hay temas que no lo sabemos hablar, y por eso, en enseguida nos ponemos irritables.
  1. e) La crianza de nuestros hijos nos es causa permanente de irritación f) El tiempo (calor, frío) nos pone irritables
  2. g) El trabajar con otros nos pone irritables
  1. h) Los temas económicos nos ponen irritables

Estos son solo algunos ejemplos. La irritabilidad se convierte para muchos en un hábito que incorporan a su personalidad. Adoptan el carácter irritable, siempre están con cara de disgusto, con sus cejas fruncidas, hablando palabras de crítica o de queja, no de edificación.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” Efesios 4:29.

Y claro que se deben cuidar no solo las palabras, sino también las formas en las que se comunican. Pues, si se da rienda suelta a las emociones, en cualquier momento se puede pasar de un momento normal a una situación tensa, haciendo quedar mal, por ejemplo, a toda la familia, por actitudes poco corteses.

Para el irritable, todo tiene que marchar a su manera, como a él o ella le agrada. Y a veces, ni aun así alcanza.

  1. Algunas consecuencias de la irritabilidad
  • La irritabilidad siempre crea el ámbito propicio para la gritería, las injurias, las mentiras y aun la agresión física.
  • Hay matrimonios que se separan por la constante irritabilidad de uno de los cónyuges, que nada soporta, que no es paciente (Efesios 4:2, 1 Tesalonicenses 5:14)
  • El irritable crea grandes complejos en sus hijos que todo el tiempo son disciplinados y criticados. Es como si les estuviésemos diciendo: “¡Vos me molestás! ¡Ojalá no estuvieras!” Lamentablemente lo que ocurre es que se“mal dice” a los hijos en lugar de bendecirlos.
  • El irritable hace que nadie quiera estar con él, ahuyenta a todos. Nadie quiere trabajar con él o ella pues quita todo los deseos de colaboración.
  • Es realmente instrumento de Satanás para quitar la paz y la comunión donde quiera que esté.
  1. Excusas para la irritabilidad

Veamos algunas de las frases que es común escuchar de quienes están acostumbrados a vivir irritables:

  1. a) “La culpa la tienen ellos, porque provocan que yo me irrite…” b) “Lo que pasa es que estoy nervioso/a…”
  2. c) “Vos no entendés, estoy muy cansado/a…” d) “Es que no me siento bien…”
  1. El pecado de la irritabilidad:

La irritabilidad brota del corazón pecaminoso del hombre. Las presiones de la vida solo hacen que se manifieste lo que hay en nuestro corazón. La irritabilidad es rebeldía contra Dios. Es no aceptar su disciplina a través de las personas y las circunstancias.

CONCLUSION:

Pidamos perdón a Dios y a los que hayamos afectado con este pecado. El ser libres de él, hará que desaparezca de nosotros la queja, la impaciencia y el mal humor. Debemos analizar las causas que nos llevan a ser irritables y entender cuánto alejamos a quienes más amamos. Es tiempo de cambio!

¡AMEN!